martes, 24 de enero de 2012

Mitología.

Mitología griega:





Sísifo:


Si se ha de creer a Homero, Sísifo era el más sabio y prudente de los mortales. No obstante, según otra tradición, se inclinaba al oficio de bandido. No veo en ello contradicción. Difieren las opiniones sobre los motivos que le convirtieron en un trabajador inútil en los infiernos. Se le reprocha, ante todo, alguna ligereza con los dioses. Reveló sus secretos. Egina, hija de Asopo, fue raptada por Júpiter. Al padre le asombró esa desaparición y se quejó a Sísifo. Éste, que conocía el rapto, se ofreció a informar sobre él a Asopo con la condición de que diese agua a la ciudadela de Corinto. Prefirió la bendición del agua a los rayos celestes. Por ello le castigaron enviándole al infierno. Homero nos cuenta también que Sísifo había encadenado a la Muerte. Plutón no pudo soportar el espectáculo de su imperio desierto y silencioso. Envió al dios de la guerra, quien liberó a la Muerte de manos de su vencedor. Se dice también que Sísifo, cuando estaba a punto de morir, quiso imprudentemente poner a prueba el amor de su esposa. le ordenó que arrojara su cuerpo sin sepultura en medio de la plaza pública. Sísifo se encontró en los infiernos y allí irritado por una obediencia tan contraria al amor humano, obtuvo de Plutón el permiso para volver a la tierra con objeto de castigar a su esposa. Pero cuando volvió a ver este mundo, a gustar del agua y el sol, de las piedras cálidas y el mar, ya no quiso volver a la sombra infernal. Los llamamientos, las iras y las advertencias no sirvieron para nada. Vivió muchos años más ante la curva del golfo, la mar brillante y las sonrisas de la tierra. Fue necesario un decreto de los dioses. Mercurio bajó a la tierra a coger al audaz por la fuerza, le apartó de sus goces y le llevó por la fuerza a los infiernos, donde estaba ya preparada su roca. Se ha comprendido ya que Sísifo es el héroe absurdo. Lo es en tanto por sus pasiones como por su tormento. Su desprecio de los dioses, su odio a la muerte y su apasionamiento por la vida le valieron ese suplicio indecible en el que todo el ser dedica a no acabar nada. Es el precio que hay que pagar por las pasiones de esta tierra. no se nos dice nada sobre Sísifo en los infiernos. los mitos están hechos para que la imaginación los anime. Con respecto a éste, lo único que se ve es todo el esfuerzo de un cuerpo tenso para levantar la enorme piedra, hacerla rodar y ayudarla a subir una pendiente cien veces recorrida; se ve el rostro crispado, la mejilla pegada a la piedra, la ayuda de un hombro que recibe la masa cubierta de arcilla, de un pie que la calza, la tensión de los brazos, la seguridad enteramente humana de dos manos llenas de tierra. Al final de ese largo esfuerzo, medido por el espacio sin cielo y el tiempo sin profundidad, se alcanza la meta. Sísifo ve entonces como la piedra desciende en algunos instantes hacia ese mundo inferior desde el que habrá de volverla a subir hacia las cimas, y baja de nuevo a la llanura. Sísifo me interesa durante ese regreso, esa pausa. Un rostro que sufre tan cerca de las piedras es ya él mismo piedra.

Sudor, y esfuerzo, y corazón sangrante,
Fruto estéril de inútiles intentos,
Perturban la razón como instrumentos
De diabólico y fiero nigromante.
Oh, qué tarea insólita y constante,
Avanzando la roca a pasos lentos,
Perdiéndola en los últimos momentos,
Para recomenzar en un instante.
A punto estamos de obtener victoria
Desprendiendo el temor de nuestra mente
Al ritmo de cercana melodía,
Cuando los cangilones de la noria
Desparraman el agua inútilmente
Dejando el alma una vez más vacía.


Tántalo:


Tántalo, en la mitología griega, rey de Lidia e hijo de Zeus. Los dioses honraron aTántalo más que a ningún otro mortal. Él comió a su mesa en el Olimpo, y en una ocasión fueron a cenar en su palacio. Para probar su omnisciencia, Tántalo mató a su único hijo, Pélope, lo coció en un caldero y lo sirvió en el banquete. Los dioses, sin embargo, se dieron cuenta de la naturaleza del alimento y no lo probaron. Devolvieron la vida a Pélope y decidieron un castigo terrible para Tántalo. Lo colgaron para siempre de un árbol en el Tártaro y fue condenado a sufrir sed y hambre angustiosas. Bajo él había un estanque de agua pero, cuando se detenía a beber, el estanque quedaba fuera de su alcance. El árbol estaba cargado de peras, manzanas, higos, aceitunas maduras y granadas, pero cuando estaba cerca de las frutas el viento apartaba a las ramas.


Prometeo:


Era un tiempo en el que existían los dioses, pero no las especies mortales. Cuando a éstas les llegó, marcado por el destino, el tiempo de la génesis, los dioses las modelaron en las entrañas de la tierra, mezclando tierra, fuego y cuantas materias se combinan con fuego y tierra. Cuando se disponían a sacarlas a la luz, mandaron a Prometeo y Epimeteo que las revistiesen de facultades distribuyéndolas convenientemente entre ellas. Epimeteo pidió a Prometeo que le permitiese a él hacer la distribución "Una vez que yo haya hecho la distribución, dijo, tú la supervisas ". Con este permiso comienza a distribuir. Al distribuir, a unos les proporcionaba fuerza, pero no rapidez, en tanto que revestía de rapidez a otros más débiles. Dotaba de armas a unas, en tanto que para aquellas, a las que daba una naturaleza inerme, ideaba otra facultad para su salvación. A las que daba un cuerpo pequeño, les dotaba de alas para huir o de escondrijos para guarnecerse, en tanto que a las que daba un cuerpo grande, precisamente mediante él, las salvaba.De este modo equitativo iba distribuyendo las restantes facultades. Y las ideaba tomando la precaución de que ninguna especie fuese aniquilada. Cuando les suministró los medios para evitar las destrucciones mutuas, ideó defensas contra el rigor de las estaciones enviadas por Zeus: las cubrió con pelo espeso y piel gruesa, aptos para protegerse del frío invernal y del calor ardiente, y, además, para que cuando fueran a acostarse, les sirviera de abrigo natural y adecuado a cada cual. A algunas les puso en los pies cascos y a otras piel gruesa sin sangre. Después de esto, suministró alimentos distintos a cada una: a una hierbas de la tierra; a otras, frutos de los árboles; y a otras raíces. Y hubo especies a las que permitió alimentarse con la carne de otros animales. Concedió a aquellas descendencia, y a éstos, devorados por aquéllas, gran fecundidad; procurando, así, salvar la especie. Pero como Epimeteo no era del todo sabio, gastó, sin darse cuenta, todas las facultades en los brutos. Pero quedaba aún sin equipar la especie humana y no sabía qué hacer. Hallándose en ese trance, llega Prometeo para supervisar la distribución. Ve a todos los animales armoniosamente equipados y al hombre, en cambio, desnudo, sin calzado, sin abrigo e inerme. Y ya era inminente el día señalado por el destino en el que el hombre debía salir de la tierra a la luz. Ante la imposibilidad de encontrar un medio de salvación para el hombre. Prometeo roba a Hefesto y a Atenea la sabiduría de las artes junto con el fuego (ya que sin el fuego era imposible que aquella fuese adquirida por nadie o resultase útil) y se la ofrece, así, como regalo al hombre. Con ella recibió el hombre la sabiduría para conservar la vida, pero no recibió la sabiduría política, porque estaba en poder de Zeus y a Prometeo no le estaba permitido acceder a la mansión de Zeus, en la acrópolis, a cuya entrada había dos guardianes terribles. Pero entró furtivamente al taller común de Atenea y Hefesto en el que practicaban juntos sus artes y, robando el arte del fuego de Hefesto y las demás de Atenea, se las dio al hombre. Y, debido a esto, el hombre adquiere los recursos necesarios para la vida, pero sobre Prometeo, por culpa de Epimeteo, recayó luego, según se cuenta, el castigo del robo. Su castigo fue ser encadenado a una montaña, y que por el día un águila viniese y se comiese su hígado, como era inmortal, este hecho se repetía una y otra vez hasta que Heracles (Hércules), en uno de sus doce trabajo encomendados, le liberó.


Pandora:


Júpiter inventa la forma más rápida de destruir el paraíso de los hombres: la mujer. Llama a Vulcano, el habilidoso dios artesano, y le pide confeccione una imagen de bronce. Deberá parecerse al hombre, pero, en alguna cosa deberá diferenciarse, de forma que lo encante y lo conmueva, atrasándole el trabajo y trastornando su ala.
Y cada dios ofrece alguna cosa a esa criatura, que nace para desconcertar la vida de los mortales. Minerva que ya no se considera amiga de Prometeo pues éste a desafiado a sus compañeros divinos, entrega a la mujer recién creada un hermoso vestido bordado que cubre sus armoniosas formas. Después, coloca un velo sobre el rostro sereno y adorna su delicada cabeza con una guirnalda de flores de colores. Cuando la virgen está enteramente vestida, Venus (Afrodita) le ofrece la belleza infinita y los encantos que serán fatales a los indefensos hombres. Mercurio (Hermes) le confiere el don de la lengua. Apolo le regala una suavísima voz. Y así, la bella Pandora (todos los dones) está lista para cumplir su misión Los astros iluminan la hermosa figura que se prepara para descender a la tierra. Pero antes de enviarla a los hombres, Júpiter le entrega una caja cubierta con una tapa. En ella están todos los males y miserias destinados a asolar a los mortales: reumatismo, gota, dolores para debilitar el cuerpo humano. Y envidia, despecho, venganza, para despertarles el alma antes pura y solidaria. Pandora fue llevada a la Tierra y presentada a Epimeteo que la aceptó feliz, a pesar de los temores de su hermano, que no confiaba en Zeus y sus regalos. Epimeteo tenía en su casa una habitación donde guardaba algunos objetos que no había alcanzado a repartir por la Tierra. Entre ellos un baúl. Poco a poco fue creciendo en Pandora una gran curiosidad por conocer el contenido de dicha caja; finalmente, un día quebró el sello y abrió la tapa para mirar dentro. Pero en ese mismo momento escaparon de la caja una multitud de plagas para atormentar a los hombres, como la gota, el reumatismo y los cólicos para el cuerpo, y la envidia, la ira y la venganza para el alma, y estos males se repartieron por todas partes. Pandora se apresuró en cerrar la caja, pero ya era tarde, todo el contenido de la caja había escapado, exceptuando una sola cosa que yacía confundida al fondo, esa era la esperanza. Desde entonces, aunque los males nos acechen, la esperanza nunca nos deja por entero. Y mientras tengamos un poco de esperanza, ningún mal puede derrotarnos completamente.


El Inframundo (Reino de Hades):


En la mitologia Griega el nombre de Hades puede prestarse a confusión, porque los antiguos griegos lo utilizaban indistintamente para denominar al dios que reinaba el inframundo y para designar al mundo subterráneo mismo. El Reino de los muertos, buenos o malos, era el lugar donde las almas de estos eran guiadas por el Dios mensajero Hermes para ser juzgadas y conocer su destino final. El proceso que pasa el espíritu de una persona muerta desde que abandona su cuerpo hasta que es asignado a una región del Hades es el siguiente: cuando un muerto es sepultado Hermes lleva su sombra a las profundidades de la tierra, hasta los umbrales del Hades, un mundo rodeado por ríos de aguas lentas y estancadas, al cual se accede por una caverna. El reino esta rodeado por 4 rios en parte subterráneos, el Estige (rio del odio), el Aqueronte (rio de la aflicción), el Lete (rio del olvido) y el Piriflegetonte (rio del fuego). En la penunbra de las profundidades, el espíritu llega a un ancho rio de aguas turbulentas, entonces alquila una barca conducida por un viejo miserable, siniestro y sombrío que tiene muy mal caracter, el barquero de los infiernos Caronte o Acheron, que tenía por función llevar a las almas de los muertos a través de los ríos que separan el Mundo Subterráneo. Duro, avaro e inflexible, exigía a las almas de los muertos el pago de un obole (moneda que tradicionalmente se colocaba en la boca del cadaver enterrado) por la travesía que les permitiría cruzar el río. Caronte, el hijo inmortal del Erebo y de la Noche, llevaba las almas de los muertos por el Estige y según otros mitos también por los demás ríos, el barquero no dejaba pasar ni a los vivos ni a los muertos sin sepultura, no permitía que ningun ser vivo subiera a su barca e hiciera la travesía, Hades lo había instruido para que no dejara cruzar el río a ninguno, con todo algunos héroes lograron burlar su vigilancia o convencerlo para que hiciera una excepción a la regla. Los espíritus guiados por Caronte llegaban entonces al otro lado del caudal, hasta las puertas del Hades, vigiladas por un horrible y gigantesco perro humanoide de tres cabezas y con cola de serpiente, Cerbero. Pese a su aspecto horrible esta bestia no hacía ningún daño a las sombras de los muertos. Según la mitología, Cerbero era hijo de Tifón y Equidma, y era el guardián de los infiernos. El can asesinaba a cualquier ser vivo que se acercara al Reino de los muertos, salvo en contadas ocasiones, así, Orfeo logró dormirlo gracias a los sones de su música, y Eneas lo durmió gracias a una comida especial preparada por la Sibila. En combate, solamente Hércules fue capaz de derrotarle, después de encadenarlo lo llevó hasta Trezena como uno de sus famosos "Trabajos de Hércules", tras lo cual lo restituyó al infierno. Este ha sido el único periodo en que Cerbero ha abandonado la entrada del reino de Hades.


Hades:


Dios de los muertos. Era hijo del titán Cronos y de la titánide Rea y hermano de Zeus y Poseidón. Cuando los tres hermanos se repartieron el universo después de haber derrocado a su padre, Cronos, a Hades le fue concedido el mundo subterráneo. Allí, con su reina, Perséfone, a quien había raptado en el mundo superior, rigió el reino de los muertos. Aunque era un dios feroz y despiadado, al que no aplacaba ni plegaria ni sacrificio, no era maligno. En la mitología romana, se le conocía también como Plutón, señor de los ricos, porque se creía que tanto las cosechas como los metales preciosos provenían de su reino bajo la tierra. Fue devorado por su padre nada más nacer y vomitado más tarde con la ayuda de Zeus. Enamorado de hija de Deméter, Perséfone, su reina, decidió raptarla, ya que Zeus rechazaba el matrimonio por temor a enfrentarse con ella. Obligado a devolverla, hizo que la joven comiera un grano de granada, lo que le impediría volver mundo de los vivos. Deméter y Hades llegaron a un acuerdo: Perséfone pasaría un tercio del año en el inframundo y dos tercios con su madre.


Harpías:


Las Harpías, también conocidas como Raptoras son hijas de Taumante (hijo de Gea, la Tierra y Ponto, el Mar) y la océanide Electra (compañera de Perséfone, hija de Océano y Tetis), y pertenecen a la generación divina preolímpica. Estos genios alados suelen ser dos: Aelo, también llamada Nicótoe, y Ocípete. A veces se incluye una tercera, Celeno. Sus nombres corresponden a su naturaleza, pues el primer nombre significa Borrasca, el segundo Vuela-rápido y el tercero Oscura, es decir como una nube tormentosa. Su representación más común es de mujeres aladas o aves con cabeza femenina y garras afiladas. Se piensa que vivían en las islas Estrofíades, en el mar Egeo. Pero, el poeta Virgilio las situó en las puertas de los Infiernos con los demás monstruos. Las Harpías raptan niños y almas. Era costumbre utilizar su imagen sobre las tumbas simulando el rapto del alma. Su leyenda más conocida es la del rey Fineo. Cuentan que sobre él pesaba la maldición de que todo lo que tenía enfrente se lo arrebataban las Harpías, en especial los alimentos. Todo aquello que no se pudieran llevar lo ensuciaban con sus excrementos. Cuando los Argonautas llegaron, el rey les pidió que lo liberaran de las Harpías. Así Zetes y Calais las persiguieron hasta que las obligaron a huir volando. Por su parte, el Destino quería que ellas murieran a manos de los hijos de Bóreas (el Viento Norte), quienes iban con los Argonautas, y si no las alcanzaban, los que debían morir eran ellos. Durante la persecución, la primera cayó en el río del Peloponeso, que se siguió llamando Harpis, y la segunda logró llegar a las islas Equínades, que se llamaron desde entonces, Estrofíades o Islas del Regreso. Pero Hermes (el mensajero de los dioses) acudió en su ayuda y prohibió la muerte de las Harpías, pues eran servidoras de Zeus. A cambio del perdón que recibieron, ellas prometieron dejar en paz al rey Fineo y se escondieron en una caverna en Creta. Según otra versión, los hijos de Bóreas habían muerto persiguiendo a las Harpías. Además las Harpías aparecen en diversos mitos o leyendas, que cuentan siempre cómo se robaban a los niños o a las jóvenes. Se decía que de la unión de ellas con el dios-viento Céfiro, engendraron a varios caballos: Janto y Balio, los dos caballos divinos de Aquiles (el héroe de Troya) que eran tan rápidos como el viento; y Flógeo y Hárpago, caballos de los Dioscuros (Cástor y Pólux, gemelos divinos).


Eco:


La diosa Hera había castigado a Eco, y le impedía hablar. La ninfa solo podía repetir la última palabra que pronunciara su interlucotor. Esto se debió a que Eco cubría a Zeus sus infelidades hacia Hera, y la entretenía con elocuentes conversaciones, mientras el dios de dioses se divertía con sus amantes. Eco se enamora perdidamente de Narciso de quien el adivino Tiresias predijo, en su nacimiento, que tendría un larga vida si no se contemplaba a sí mismo. Este joven era muy hermoso pero despreciaba el amor de todos. La pobre ninfa no fue la excepción y Narciso despreció su corazón cuando la vio en el bosque y ella no fue capaz de responderle más que sus propias palabras. Entonces, ella desolada, ofendida se encerró en un lugar solitario y allí dejó de comer y de cuidarse. Así se fue consumiendo poco a poco, y el dolor la fue absorbiendo hasta que desapareció y se desintegró en el aire, quedando sólo su voz que repetía las últimas palabras de cualquiera. Debido a esto los dioses se molestaron y todas las demás mujeres rechazadas oraron a los dioses por venganza. Némesis (la venganza) las escuchó e hizo que Narciso contemplara su propia imagen. Cuando el joven lo hizo, se enamoró de su propia belleza y ya no le importó nada más que su imagen. Se quedó contemplándose en el estanque y se dejó morir, totalmente indiferente al resto del mundo. Dicen que aún en el Estigio (el mar de la tierra de los muertos), Narciso continúa admirándose. En el lugar en que Narciso murió, nació la flor homónima.


Cronos:


Más que a los Titanes y Titanias (cuenta Hesíodo), Urano (el Cielo) detesta a sus otros hijos, los Cíclopes y los Hecatónquiros. Son criaturas brutales.
Para no tener que encararse con ellos, el Cielo estrellado los obliga a vivir en el vientre oscuro de Gaia (la Tierra), sin ver la luz del día.
A Gaia la hace sufrir esa reclusión de sus hijos. Sufre también con la continua fecundidad que le impone Urano (desde que se unió a él su vientre no ha cesado de engendrar) yY empieza a odiar a su celeste esposo. Decide vengarse de él. Llama a los Titanes y les pide que la ayuden a destronar a Urano. Todos se niegan. Sólo Cronos (Saturno) acepta el encargo de su madre, porque ya se había rebelado ante sus sufrimientos. El valiente guerrero del Tiempo promete a Gaia que la vengará. Y ella le entrega la afilada guadaña que, con terrible propósito venía preparando hacía tiempo. Cuando Urano se aproxima a la esposa para fecundarla nuevamente, Cronos se arroja sobre su padre. lucha con él y lo vence. Urano sangra y se retuerce. Un grito de dolor resuena en todo el mundo. Los genitales de Urano vuelan por el espacio. La sangre corre sobre la tierra y sobre las aguas. En el mar los órganos con el semen expelido forman una espuma blanquísima de la cual surge Afrodita (Venus), diosa de la belleza femenina y el amor.Cronos derrocò del poder a su padre Urano (cielo) castràndolo, por lo que cuando se uniò con Rea, se tragò a cada uno de sus hijos,para evitar que ellos le hicieran lo mismo. Rea cansada de eso esconde a Zeus, y le da a Cronos una piedra envuelta en pañales para que se la tragara pensando que era Zeus. Cuando Zeus es adulto, con la ayuda de su madre Rea, da a Cronos una bebida para que vonite a sus hermanos, ello provoca una guerra llamada Titanomaquia en donde Zeus triunfa y es reconocido como el Dios del Olimpo.


La esfinge:


Hera envía a la Esfinge a Tebas, para castigar a la ciudad por el amor culpable que sentía Layo por Crisipo, hijo de Pélope (se cree que esta fue la primera relación homosexual). Así la Esfinge se estableció en una de las montañas al oeste de Tebas, y desde allí devoraba a todos los seres humanos que estuvieran a su alcanze y atormentaba al país. Antes de comerse a los viajeros, les imponía acertijos imposibles de resolver, con la condición de que si los respondían, no los devoraría. Todos fallaban en la difícil empresa, hasta que llegó Edipo. El enigma más común de la Esfinge era: ¿Cual es el ser que anda primero con cuatro, luego con dos, y después con tres patas y que se vuelve más débil según tenga más patas? Pero había otro que hacía también muy a menudo y era: Hay dos hermanas una de las cuales engendra a la otra, y ésta a su vez engendra a la primera. La respuesta al primero es el Hombre, pues gatea cuando niño, camina de adulto y de viejo anda bastón. La respuesta al segundo son el día y la noche, pues el día en griego es femenino. Según cuenta la leyenda, Edipo sorpresivamente pudo resolver ambos enigmas. La Esfinge, entonces, despechada y vencida, se lanzó al vacío desde lo alto de una roca, y se suicidó. Ante esto, Tebas hace rey a Edipo y le piden que se case con su reina Yocasta, quien verdaderamente era la madre de Edipo. Otras interpretaciones narran que fue Edipo, quien una vez que respondió la adivinanza, atravezó al monstruo con su lanza, o lo empujó el mismo por el abismo.


AMORES DE ZEUS:


Dánae


Dánae era la hija de Acrisio, rey de Argos. Una profecía había vaticinado que el hijo de Dánae mataría a su abuelo, así que Acrisio decidió encerrar a su hija para evitar que se cumpliera el oráculo. Pero Zeus, prendado de la belleza de Dánae, se transformó en lluvia de oro y se coló por las rendijas del techo para fecundar a Dánae. De esta unión nacería el héroe Perseo, que, pasado el tiempo, mataría a su abuelo por accidente.





Ganímedes


Ganimedes era un joven príncipe troyano que cuidaba los rebaños de su padre en las montañas cercanas a Troya. Zeus se sintió atraído por su belleza y lo raptó para llevárselo al Olimpo.









Leda


En la mitología griega, Leda era hija de Testio y esposa de Tindáreo de Esparta. Cierto día caminaba junto al río Eurotas, cuando se le presentó Zeus transformado en cisne y fingiendo ser perseguido por un águila aprovechó la ocasión para violarla. Esa misma noche Leda se acostó también con Tindáreo. Como consecuencia, puso dos huevos de los cuales nacieron cuatro hijos: Helena de Troya, Pólux (hijos de Zeus) y Clitemnestra y Cástor (mortales, hijos de Tindáreo). Sin embargo, se considera a Pólux y a Castor gemelos, conocidos como los Dioscuros. Leda luego es divinizada por Némesis, la diosa del castigo justo.


Alcmena



Era la esposa del rey Anfitrión. Éste tiene que marcharse fuera del reino y Zeus aprovecha la oportunidad para seducir a Alcmena. El día antes de la llegada de Anfitrión, Zeus adopta la forma del rey y yace con la joven durante 3 días, ya que ordena al sol que no salga durante ese tiempo. Pasados 9 meses, Alcmena tiene gemelos: Ificles, hijo de Anfitrión, y Hércules, hijo de Zeus. Anfitrión confirma sus sospechas tras hablar con el adivino Tiresias, y decide vengar su honor quemando a Alcmena en una hoguera. Pero Zeus manda una lluvia torrencial para salvar la vida de su ex amante. Su hijo, Hércules, tampoco lo tendrá fácil, en sus aventuras siempre contará con la enemistad de Hera.


Europa


Hija del rey fenicio Agenor. Europa juega en la orilla del mar cuando un toro blanco surge del agua. Europa acaricia al animal, que parece manso, e incluso se atreve a montarlo. En ese momento, el toro se introduce en el mar y rapta a Europa a la que lleva hasta la isla de Creta. En las cuevas de esa isla Europa da a luz a sus tres hijos en común con Zeus: Minos, Radamantis y Sarpedón. Zeus devuelve a la princesa a su reino. Tiempo después Europa se casaría con el rey de los cretenses, Asterión, que adopta a sus hijos, convirtiéndose Minos en rey de Creta.



Calisto


Cazadora perteneciente al cortejo de Artemisa, diosa de la caza, por tanto, había hecho voto de castidad. Zeus adopta la forma de Artemisa para acercarse a Calisto y seducirla. Calisto queda embarazada y Zeus, para encubrir lo sucedido y no despertar las sospechas de Artemisa o de Hera, transforma a su amante en osa. Según unas versiones Hera averigua la verdad, según otras es Artemisa quien averigua lo sucedido y se enfurece con su cortesana por haber faltado a su voto. Ya sea por orden de Hera, o por decisión de la propia Artemisa, ésta ve a Calisto convertida en osa y la mata con una flecha. Para salvar al hijo de Calisto, Zeus la transforma en la constelación de la Osa Mayor, convirtiéndola por tanto en inmortal.


Io


Sacerdotisa de Hera, y por tanto debía mantenerse casta. Por las noches se le aparecía Zeus en sueños, tratando así de seducirla. Finalmente, Io se entrega a Zeus, pero Hera averigua qué ha sucedido y Zeus transforma a su amante en una ternera blanca. Eso no basta para protegerla ya que Hera la encuentra, la rapta y encarga su protección al gigante de cien ojos Argos. Zeus contraataca y pide a su hijo Hermes que rescate a Io. Hermes duerme al gigante tocando la flauta, lo mata y libera a Io. Pero Hera no ceja en su venganza, y ata a los cuernos de Io un tábano que la ataca sin cesar. Tras un largo y doloroso viaje, Io llega a Egipto, donde Zeus restaura su forma humana e Io tiene al hijo de ambos: Épafo. Hera manda secuestrar al niño. Io inicia un segundo viaje a la búsqueda del recién nacido, que finalmente encuentra en Siria. Ya en paz, Io se casa con el rey de Egipto.

martes, 17 de enero de 2012

Viaje hacia los pensamientos.

Tumbada en mi cama, pensaba en el tiempo que hacía que no contactaba con mis amigas del pueblo, eran un poco neuróticas, quizá algo descuidadas y con tendencia a la bipolaridad, pero, al fin y al cabo, fueron mi gran inspiración en su momento, y ahora que había llegado a lo más alto de mi carrera, las había apartado. Bueno, quizá también había influido mi fobia a los extranjeros, ya que el pueblo era un sitio muy visitado por turistas de todas partes, y bueno sí, es algo extraño, pero tengo xenofobia, le tengo un pánico horrible a los viajes por que se que me voy a encontrar totalmente rodeada de extranjeros y me voy a sentir supermal. Una vez fui a un spa, me daban tirones en la espalda cada dos días así que fui a relajarme y a pasar unos días de hidromasajes y me gasté 60 pavos en una sesión de chocolaterapia. En mitad de la sesión, entró un extranjero a traerle algo al hombre que me hacía el masaje, yo, abrí mucho los ojos, cogí mi ropa, me relié la toalla alrededor del cuerpo, y salí por patas de la sala.
No he pasado más verguenza en mi vida... cuando me vi en medio del spa, sin ropa, corriendo como una pirada, quise desaparecer del mundo, menos mal, que no usé mi nombre real para dirigirme a la gente, si no un pseudónimo para que nadie reconociese mi nombre. No estaba en condiciones de salir corriendo cuando una maraña de fans enloquecidos y heterosexuales con las hormonas revolucionadas venga detrás de mi para hacerse fotos conmigo y destrozarme la ropa a tirones.
Un ronroneo me sacó de mis pensamientos, Cazy, mi gata, se había subido a mi cama para que la acariciase.
Sonreí, me di cuenta de que me había metido tanto en mis pensamientos, que ya ni me acordaba de cuando había llegado a casa, ni de la hora que era.
Las 6:30 de la mañana.
Hora de levantarse y ponerse a escribir.
¿Que tocaba hoy?
¿Homicidios, aventuras, suicidios por romances imposibles...?
Bueno, eso lo decidiría sobre la marcha, ahora lo que importaba, es que tenía menos de 4 meses para terminar la segunda parte de mi libro, ese que me había echo tan famosa, ese que escribí gracias a mis amigas del pueblo, esas neuróticas alocadas, ese que hace que cada vez que salga a la calle un montón de adolescentes con las hormonas revolucionadas me persiga allá donde vaya, ese por el cual ya no tengo intimidad ni en mis momentos más familiares.
Ese, por el cual estoy escribiendo esto, un pequeño texto sobre mis pensamientos, sobre lo que siento, lo que era y en lo que me he convertido.

viernes, 2 de diciembre de 2011

-Microrrelato-



Suavemente, acerqué la mano a su rostro, parecía mentira que después de tanto tiempo estuviese a mi lado. Le acaricié el pelo y se lo aparté de los ojos. Rocé con los dedos el collar color azulado que yo le había regalado. Me sonreí a mí misma, feliz, de estar allí, tumbada en el sofá, después de una larga semana de vacaciones, junto a mi perro, al que tanto extrañé.

70 palabras GGB

martes, 27 de septiembre de 2011

^^

La suave brisa movía sus cabellos, la intensa luz del sol se reflejaba en su fina, suave y bronceada piel, el agua rozaba sus pies casi haciéndole cosquillas. Era un día agradable, uno de esos en los que darías lo que fuese por estar en la playa con el chico que te gusta, pero este, no es mi caso. He estado todo el verano, de mi casa a casa de mi novio, y de la casa de mi novio a su campo, y de allí a mi casa. En mi casa, como la mayoría de los veranos de mi vida, me tumbaba en el sofá a ver una novela de hace al menos dos siglos, mas o menos de la época de cuando mi madre era joven. Las altas temperaturas, la sequía, el agobio y la frustración de no poder salir con mis amigos han echo de mi verano una tortura.
Y ahora, paso a otra tortura, el instituto.